
Los movimientos en el dólar generan incertidumbre en las empresas locales
Después de varios días de especulaciones, el martes 16 de septiembre el Banco Central anunció una serie de medidas de restricciones cambiarias que apuntaba a contener la caída de las reservas en la entidad. Entre ellas, se establecieron más límites a la compra de divisas para ahorro, gastos con tarjeta en moneda extranjera y operaciones cambiarias con bonos, y se establecieron límites a las empresas para el pago de deuda en dólares.
Lo cierto es que, más allá del éxito o no que puedan tener estas resoluciones, lo que vino a confirmar la batería de medidas es que se está atravesando un momento de una gran inestabilidad que, sumado a los efectos de la pandemia, conforma un escenario extremadamente sensible para el comercio, la industria y las pymes.
Consultados por Democracia, empresarios e industriales locales analizan el panorama actual, señalando que las variaciones en el tipo de cambio derivan en aumentos de insumos y materias prima, en faltante de algunos productos y en distorsiones para la importación y la exportación.
“Sería ideal un solo valor del dólar”
En este 2020, la industria Cirigliano S.A. está cumpliendo cien años y este aniversario tan importante le toca en esta coyuntura tan particular. “Ya hemos tenido otros momentos complejos, también, pero lo de la pandemia no se lo esperaba nadie”, afirma uno de los titulares de la firma, Sergio Cirigliano.
Según dice, en este escenario de cuarentena “todo cuesta mucho más porque es como que hay que hacer un esfuerzo adicional”. Es que allí están trabajando con un plantel reducido porque el personal que tiene factores de riesgo está en su casa: “Es un momento bastante difícil para las empresas y los comercios, pero hay que seguir, otra no queda. Y hay que tener mucho cuidado porque los problemas por la pandemia van para largo y van a afectar al sector productivo, como ya lo está haciendo. Por lo tanto, hay que redoblar el esfuerzo”.
Respecto del impacto de los vaivenes del dólar en el día a día, Cirigliano señala que “lo ideal sería que hubiera un solo valor” para la moneda norteamericana. “Para trabajar de manera tranquila no debería estar saltando tanto, teniendo tanta influencia en los costos internos y los de los insumos que traemos del exterior”, agrega.
A modo de ejemplo, explica que en los materiales eléctricos de la firma brasileña Weg, de la que son distribuidores, hay algunos componentes que sufrieron aumentos de hasta un 40 %.
Uno de los productos a los que esta industria está apostando fuertemente es una transferidora neumática de granos, un proyecto ambicioso que se desarrolla bajo licencia de una firma de Canadá. “Con el aumento de la divisa nos ha encarecido el producto -cuenta Cirigliano- porque algunos componentes son de origen canadiense y tenemos que traerlos de allá. Eso nos complica porque los costos de importación son elevados, lo que influye en el precio final del producto, y el consumidor no lo compra o dificulta mucho las ventas”.
La otra cara de la moneda son las exportaciones. Esta industria centenaria viene haciendo ventas en el exterior desde el año 1973. “No con los niveles que siempre deseamos, pero lo hacemos”, comenta su titular. En algún momento la exportación representó entre el 25 y el 30 por ciento de la facturación, pero ya no es así. Hicieron negocios en Uruguay, Paraguay, alguna operación puntual a España e Italia, y algún tiempo atrás en Bolivia. Cirigliano sostiene que “con todo esto un poco se contrajo la demanda de otros países, también hay inconvenientes con la falta de dólares y las restricciones, y eso hace que el comercio exterior, que es más sensible, se haga más dificultoso”.
“Con insumos caros es imposible competir”
El titular de la firma Indelplas, Ricardo de la Fuente, también considera que es un problema el cepo al dólar. “Para mí la disponibilidad de monedas debería ser libre, de manera que yo puede disponer de los dólares que genero cuando exporto y cuando importo pueda pagar con esos dólares que generé”, asevera, para luego profundizar: “Eso llevaría rápidamente a promover las exportaciones y a sanear el mercado de cambio. El problema es que la Argentina es un país endeudado en dólares, entonces, el que los necesita es el Gobierno para pagar sus compromisos, no el sector productivo, y esto distorsiona todo, al no saber cómo resolverlo sin impactar sobre la economía del país”.
Según su análisis, el primer inconveniente concreto que genera la actual situación es que “está comenzando a haber desabastecimiento” de ciertos artículos y, fundamentalmente, de insumos para algunos sectores productivos: “Hay empresas que están pasando situaciones complicadas; Acindar es una de ellas, que es casi un monopolio en el abastecimiento de algunos tipos de aceros y alambres, lo que está generando faltantes y provoca un freno a la fabricación de tornillos y otras cuestiones que tienen que ver con estas materias primas. Nosotros fabricamos ventiladores que en las rejillas llevan alambres, y Acindar no está entregando. Es un problema grave”.
Esta semana, de la Fuente y otros treinta referentes de industrias de electrodomésticos de Argentina mantuvieron una reunión con representantes del ministerio de Economía y de la Dirección de Industria de la Nación, en la que se les presentó un proyecto que piensa lanzar el Gobierno para la venta de artículos del hogar de origen nacional, a pagar en 36 cuotas con una tasa anual de entre el 15 % y el 20 % con tarjeta Nativa. La propuesta apunta a alentar la modernización de los hogares, fomentar el consumo y reactivar las industrias. “Ahora bien -advierte el empresario local-, hay compañías que queremos crecer y, por ejemplo, el polipropileno, que es un insumo que usamos del que hay solamente tres fábricas en la Argentina, cuesta en nuestro país más del 40 % en dólares de lo que vale en Uruguay, o el 50 % más de lo que sale en Brasil, eso no puede ser. El aluminio cuesta el 120 % más caro. El acero que hace Siderar cuesta aquí un 40 % más en dólares que en el resto del mundo. Estas cosas hacen que Argentina no pueda despegar. Nos piden que exportemos, pero si las materias primas son caras, en determinados productos, sobre todo los que tienen poca mano de obra agregada, es imposible competir”.
Según dice, la materia prima es más cara en Argentina porque hay mercados oligopólicos en los que pocas empresas manejan la distribución casi exclusiva de insumos.
No obstante, y no sin esfuerzo, Indelplas está pudiendo colocar sus productos en el mercado internacional. “Esta semana cargamos dos camiones de ventiladores a Uruguay -explica-, estamos vendiendo ventiladores a Perú, compitiendo con la industria china, pero los peruanos compran un producto de nuestra marca porque en la góndola dice, bien grande, ‘Industria Argentina’. Eso es lo que hay que fomentar”.
“Una situación que sale del contexto”
El titular de la firma Agroinvest, Juan Francisco Menéndez, señala que la situación de su empresa no es tan compleja como las de otros rubros. “Nosotros estamos en una situación que sale del contexto general”, afirma.
Especializada en el desarrollo y producción de inoculantes, la compañía puede vender afuera muchos de los productos que elabora. “Esta actividad no está tan perjudicada como otras y, en particular, nosotros, al tener la posibilidad de exportar, estamos en otra posición”, aclara.
Si bien es cierto que “esta situación de pandemia y de no poder girar dólares al extranjero para la materia prima no es el mejor de los escenarios para nadie”, lo cierto es que Agroinvest puede mostrar estabilidad a partir de la exportación de estimulantes de crecimiento, que son productos de alto valor agregado y desarrollo, así como inoculantes y protectores de semillas polivinílicos. Los destinos más frecuentes de su comercialización son Brasil, principalmente, y también a Paraguay.
Otra ventaja de esta firma es que fabrica para terceros. “Nuestra empresa se dedica mucho al desarrollo de biosimilares, es decir, hacemos productos similares a otros del mercado que salen con otras marcas. Hacemos investigación, desarrollo y el escalado hasta el producto final”, explica Menéndez.
No obstante, la compañía no escapa a los efectos que genera la inestabilidad cambiaria, ya que “puede llegar a haber algún aumento de materia prima” aun cuando en otras, relacionadas al petróleo, hay una leve baja.
Y sobre el comportamiento del dólar y su influencia, añade: “En algunos momentos puede haber inconvenientes. En nuestro caso, el producto se vende al dólar divisa, y al mismo tiempo está el blue más una inflación alta, y el agro se financia, entonces lo que puede haber es alguno que pueda querer sacar ventaja financiera no pactada. Pero esto no es una generalidad, por supuesto”.
“Vuelve la incertidumbre”
Luciano Casalis, uno de los propietarios de la empresa de productos y servicios informáticos Sistemas Junín, afirma que su actividad se ve afectada “claramente” por las variaciones en el dólar. “Cada vez que hay una devaluación encubierta se frenan la llegada y el ingreso de mercadería, los importadores no venden, para nosotros que importamos también se retrasa todo, pero esto es hasta que nos reacomodemos, empiece otra vez la cadena y tengamos productos para vender”, resume.
Según sus cálculos, en el rubro de la electrónica y la informática, entre el 85 y el 90 por ciento viene de afuera. Por eso tiene tanta influencia el valor de la divisa norteamericana, sobre todo si se tiene en cuenta que “este tema ya había empezado impactar cuando se aplicó el dólar solidario”, señala.
Este es un sector que este año, aun en medio de la pandemia, venía con un buen flujo de ventas, inclusive, Sistemas Junín había empezado a importar directamente, “pero ahora se frenó un poco”, dice Casalis: “Esto no quiere decir que no entre nada, pero no ingresa como uno pretende para tener ofertas y que el cliente tenga opciones”.
Dentro de la complejidad que presentó este año, el rubro se vio favorecido por el contexto y a finales de abril y durante todo el mes de mayo hubo un boom de ventas “porque todos querían comprar tecnología, con los chicos encerrados, las escuelas por videollamadas, el home office, por eso fueron unos meses muy buenos”, asevera Casalis. No obstante, “luego se volvió a la normalidad”.
Con todo, el titular de Sistemas Junín advierte que “con este tema del dólar vuelve la incertidumbre”. Y agrega: “No me quejo, nosotros no estamos mal, lo que nos pasa siempre en este país es que suben mucho los costos y no va al ritmo que uno va progresando en el flujo mensual. Entonces hay que hacer malabares y reinventarse todo el tiempo.
Por eso apuestan a tener varios nichos, de manera que en algún momento puede andar bien uno, al siguiente funcione mejor otro y así se va equilibrando la comercialización.
“Comparados con otros, no nos podemos quejar. Uno quisiera que fuese todo un poco más normal, no pido que seamos Noruega o Alemania, pero sí que haya un horizonte con cuatro o cinco años tranquilos”, concluye Casalis.