
Cruje el Frente de Todos: ¿el Presidente resiste la avanzada K?
La crisis política que desencadenó ayer la intentona de Cristina Kirchner de “vaciarle” el Gabinete a Alberto Fernández como forma de forzar un inmediato cambio en el equipo de gobierno, pone en riesgo la continuidad del experimento electoral que supo construir en mayo de 2019 para volver al poder, el mismo que demostró el último domingo no ser “invencible” por el solo hecho de preservar la unidad.
Pero esta vez, a diferencia de lo ocurrido con la salida de la exministra Marcela Losardo o la frustrada renuncia del camporista Federico Basualdo, el Presidente “se plantó” ante las exigencias de la exmandataria y decidió buscar apoyos entre gobernadores, intendentes, sindicalistas y dirigentes sociales –el Movimiento Evita hoy marcha a Plaza de Mayo como gesto de apoyo- a fin de capear el temporal y poder negociar una salida “consensuada” a la controversia que puso patas para arriba a la coalición oficial.
Las quejas de Cristina comenzaron en su larga espera al jefe de Estado del último domingo en el búnker de “Todos” pero ayer tuvieron su momento más álgido luego de la respuesta que le dedicó el ministro Martín Guzmán (Economía), ladeado por Fernández, en un acto realizado hacia el mediodía en el Museo del Bicentenario en el que reivindicó ser “terco” en su plan para tranquilizar la economía y consolidar la recuperación.
Una hora más tarde se difundió la renuncia de Wado de Pedro y enseguida esas posturas empezaron a replicarse en más de una decena de ministros y funcionarios afines al kirchnerismo. Anoche en Casa de Gobierno decían que, salvo la misiva de Juan Cabandié (Medio Ambiente) y Hernán Sabatella (Acumar), ninguna se formalizó en el sistema de gestión electrónica. Con todo, el jefe de Estado, en medio de un hermetismo oficial, no aceptó ninguna de las salidas anunciadas y aseguran que “se tomará su tiempo” para decidir cuándo y en qué magnitud se oxigenará su equipo de colaboradores.
“Si buscaron que reaccione o marcarle la cancha o bien replicar lo que hicieron con los gabinetes de Alicia Kirchner o Axel (Kicillof) no lo lograron. El Presidente está tranquilo y va a decidir cuándo hacer los cambios”, dijo anoche un funcionario consultado. Los diálogos con Sergio Massa, que ayer pasó de ser candidato a superministro a presentarse como intermediario entre el Presidente y su Vice, continuaban al cierre de esta edición.
Lo cierto es que el quiebre que se produjo en el Gabinete y en la propia coalición de gobierno por ahora tiene una definición incierta. Lo que se blanqueó ayer fueron los límites de este verdadero experimento electoral. Más que la demostración de un electorado enojado por la crisis económica, y otros temas como la inseguridad, lo que mostraron los comicios es que sólo con la “unidad del peronismo” no se gana. Por eso, en Casa Rosada sostienen que el domingo “perdimos todos” aunque aquella noche el que haya tenido que poner “la cara de la derrota” haya sido el propio jefe de Estado.
En el gobierno sostienen en off que no son momentos para que renuncien Santiago Cafiero, Martín Guzmán o Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), los funcionarios a los que el kirchnerismo hace rato les bajó el pulgar. En el Palacio de Hacienda anoche primaba la confusión ya que al atardecer la propia Cristina llamó a Guzmán para desmentir que lo quiera fuera del Ejecutivo. Una movida extraña, según se evaluó en el quinto piso de Economía.
Es que en el Instituto Patria vienen presionando por cambios de Gabinete que oxigenen el Gobierno tras el traspié electoral y se implemente un plan de aliento al consumo más ambicioso del hasta ahora consensuado por el Presidente y el timonel de Economía que, en privado, consideran que poner una “montaña de pesos en la calle” podría ocasionar una disparada inflacionaria a comienzos de 2022 y poner en jaque el programa para desalentar la suba del IPC que, dicen, está en marcha.
A diferencia de otras controversias internas, ayer Fernández se recostó con sus ministros en el despacho de Cafiero y pidió apoyos a su figura. Fue así como con el correr de la tarde ministros, como Claudio Moroni (Trabajo) o Sabina Frederic (Seguridad), gobernadores como Gustavo Bordet (Entre Ríos), la CGT e intendentes bonaerenses salieron a respaldar a través de sus redes sociales al jefe de Estado. Más equilibrista resultó Aníbal Fernández, que visitó nuevamente al jefe de Estado “para hablar de política”.
Un secretario de Estado y referente del Movimiento Evita como Fernando “Chino” Navarro reconoció que las renuncias masivas desde el kirchnerismo fueron “una acción política para presionar” al Presidente y reconoció que “no va a entregar a su jefe de Gabinete”.
Hoy a las 16 marchará a plaza de Mayo el Movimiento Evita junto a Barrios de Pie y otras organizaciones sociales afines al oficialismo. Es la misma agrupación que pelea el control de calle con La Cámpora. De alguna manera, refleja la crisis de los dos polos de “Todos” en pugna que ponen en riesgo la continuidad de la coalición que supo construir Cristina para “poder hacer frente a su agenda judicial” y regresar al poder.