
Belén Bartolelli: la rojense que pasó de ser mochilera a médica de la Armada
La mayoría de los jóvenes de Rojas tienen un momento bisagra en su vida que es cuando terminan el secundario y deben empezar a planificar qué hacer al año siguiente. Algunos dan sus primeros pasos en el mercado laboral, mientras que otros deciden estudiar carreras terciarias o universitarias que, en su mayoría, deben realizarlas fuera del distrito rojense.
En ese momento crucial de su vida, Belén Bartolelli, una joven rojense de 37 años, decidió allá por 2003 estudiar medicina. Pero convirtió la elección de optar por una carrera clásica en una verdadera historia fuera de lo común.
Al año siguiente se fue a vivir a la Ciudad de Buenos Aires, donde realizó el CBC y luego empezó medicina en la UBA. Años después, logró su principal meta que era recibirse.
Pero con el título universitario bajó el brazo, decidió hacer una pausa. Es allí donde Bartolelli se puso la mochila en la espalda para iniciar un viaje por Centroamérica que duró meses, para vivir todos tipos de experiencias en busca de libertad.
En su retorno a la Argentina comenzó otra verdadera cruzada. Quería ser médica, pero, además, contemplar experiencias fuera de los hospitales. “Volví del viaje y entré a la Armada, donde tuve que hacer el curso de integración naval que está orientado a los profesionales que entran a la Fuerza. Después, mi destino fue el Edificio Libertad”, contó Belén.
La adaptación no fue sencilla, aunque la médica naval admitió que “entrar a un lugar con tantas reglas hizo que todo fuera más simple”, porque “hay mucho respeto que hace todo más afable”. Su cargo hace que pueda ser destinada a cualquier zona donde haya una Sanidad. Desde buques, rompehielos, fragatas, como destinos de infantería o aeronavales, que están ubicados en distintos puntos del país.
Para Belén, estar dentro de la Armada es una oportunidad que permite tener vivencias profesionales y personales en un mundo lleno de hombres. “Creo que se están generando cambios en todos los ámbitos. Y este también es uno de ellos. De todos modos, considero que ser mujer no hace las cosas más difíciles, porque es un espacio donde prevalece el respeto”, anexó la rojense.
Viaje a la Antártida en rompehielos
Cuando todo el país estaba pendiente de la final de la copa del mundo de fútbol entre Argentina y Francia, el rompehielos ARA “Almirante Irízar”, perteneciente al Comando de Transportes Navales de las Unidades de Superficie, inició el viaje de la Campaña de Verano que se realiza en la Antártida argentina tras recibir la orden de zarpada. “Ese día pudimos ver el partido en rada La Plata, que está a la altura de la capital bonaerense. Allí cargamos combustible y seguimos rumbo a Puerto Belgrano, que es la base de la Marina donde están los buques de guerra, a buscar los helicópteros para hacer relevo de personal, alimentos y cargar todo lo que hay que llevar”, explicó Bartolelli.
La Campaña Antártica de Verano se divide en diferentes etapas, saliendo desde Buenos Aires rumbo a la Antártida. Luego hay una etapa de viaje desde la Antártida a Ushuaia donde hacen un “puente logístico”, para luego regresar al continente de hielo más frío, ventoso y seco del planeta. “Nosotros hacemos el relevo de las bases permanentes que hay en la Antártida. Hay gente que se queda todo un año y otros, como mi caso, cuatro meses que es lo que dura la campaña”, explicó.
El puente logístico sirve, entre otras cosas, para llevar adelante el Plan de Evacuación de Residuos antárticos clasificados. La última etapa, es desde las bases en el sur extremo hasta Buenos Aires. Pero eso será en abril. Mientras, Bartolelli y toda la flota vivirá diferentes experiencias. “Llevamos de todo porque allá no hay nada. Si tenés que reparar un baño, hay que llevar los materiales. Vamos con víveres para las bases permanentes, pero también para las que se abren en el verano. Este año llevamos material porque vamos a construir un laboratorio multidisciplinarios en la Base Orcadas, y otros dos en las bases Esperanza y San Martín. También llevamos grupos de trabajo compuestos por investigadores”, detalló la médica de la Armada.
El Irízar fue construido en 1978 en Finlandia y tiene un edificio de 12 pisos, siete pisos por arriba del agua y cinco por debajo. “Hoy en día es el único rompehielos con capacidad de carga que hay en el mundo”, aseguró la rojense.
Detalles de la campaña
La tripulación del rompehielos Irízar está compuesta por 310 personas del ámbito militar y científico, además de tres laboratorios multidisciplinarios. Esta Campaña es la número 119 y tiene como principal objetivo abastecer a las bases del continente blanco hasta abril de 2023.
Durará en total 120 días, con la misión de dar “apoyo a la actividad científica de acuerdo al Plan Anual Antártico”. Los principales ejes de la embarcación son “soberanía, desarrollo de la actividad científica, cooperación internacional, y el cuidado del medio ambiente”.
En el rompehielos se embarcaron 3.400.000 litros de combustible. La campaña cuenta también con otros medios navales y aéreos. Entre ellos, Transporte A.R.A. “Canal Beagle”,
Aviso Polar A.R.A. “Estrecho San Carlos” y Hércules C-130. El final de la Campaña Antártica de Verano será en abril de 2023.