
Festejaron el 50° Aniversario de la Residencia “Carmen Simón Coliqueo” en Los Toldos
La residencia para adultos mayores “Carmen Simón Coliqueo” celebró sus 50 años de historia.
El acto, con descubrimiento de placas y celebración, se hizo el 9 de noviembre último. En la oportunidad se hizo entrega de certificados de reconocimiento a quienes impulsaron los orígenes de este hogar, como exsoldados del Grupo de Artillería 10, con asiento en Junín, que actuaron en su construcción. También fue distinguido el doctor Carlos Mac Donnell, primer director del hogar.
Desde la actual gestión municipal manifestaron que dicho espacio dedicado a la tercera edad se ha ido aggiornando en el tiempo, no solo en lo que respecta a infraestructura, sino a la atención de sus residentes, para una mejor calidad de vida.
En un principio se la llamaba granja o asilo de ancianos, pero luego se fue avanzando en una mayor apertura, donde los residentes pudieran “entrar y salir todas las veces que ellos quieran”, dijo Florencia Petteta, directora de la institución.
“Hoy todo el personal de la residencia trabaja en las individualidades de cada persona. Buscamos que tengan un envejecimiento activo y saludable. A diferencia de un geriátrico, nosotros acá trabajamos con terapistas, profesores de educación física, talleristas, entre otros profesionales. Buscamos en todo momento estimular las funciones cognitivas para mantener sus vidas activas. También nuestros residentes van al Punto Digital y hacen actividades de computación”, manifestó.
Petteta explicó también que el equipo de trabajo está dividido en cuidadores, enfermeros, limpieza, mantenimiento, personal de cocina. “Son casi todos profesionales formados por la UNNOBA”, apuntó.
Actividades de los residentes
“Las actividades cognitivas que hacen los residentes van desde leer el diario, hablar de la actualidad trabajamos mucho la conservación de la memoria a través de la activación”, dijo.
Del pasado al presente
“En el pasado había una granja y huerta. Era lo más parecido a un geriátrico: se buscaba que los residentes se autoabastecieran con las producciones. Eso fue cambiando con el tiempo hasta hoy, que cumple 50 años. El edificio se empezó a construir con personal del ejército. En la actualidad, desterramos la palabra granja y llamamos a la institución residencia, ya que ahora su nuevo diseño tiene funciones distintas”, explicó la directora.
“En los últimos años la infraestructura cambió por completo con sectores más luminosos, amplios y donde el residente puede salir a realizar sus mandados. La diferencia es muy grande de lo que había a lo que logramos tener hoy. Antes las habitaciones no tenían ventilación, no ofrecían ventana hacia los patios internos. Ahora todas las habitaciones nuevas tienen ventanas al exterior, y cada sector tiene baños adaptados con oficina de enfermería. Todo el edificio fue repensado para que los residentes se puedan desenvolver solos, y los que necesitan asistencia lo puedan hacer cómodamente con su acompañante. Tenemos calefacción central y todo el predio cuenta con gas natural y grupo electrógeno propio para no quedar a oscuras nunca”, destacó.