
El amor flota en 4G
Los tiempos cambian y la sociedad se adapta, pero las necesidades de encontrarnos y establecer vínculos no parecen declinar. Al contrario: gracias a la evolución tecnológica, ahora hay muchas más formas de lograrlo y medios para hacerlo. Y entre todos ellos, los smartphones aparecen en el horizonte como los dispositivos por excelencia a la hora de intentar encontrar pareja.
Si bien muchos siguen optando por el boliche, las citas arregladas por amigos o la búsqueda entre los círculos de conocidos, nada de eso resulta incompatible con las alternativas que ofrecen internet y los teléfonos inteligentes. Aunque en un principio webs de citas como Badoo, Tinder o Meetic irrumpieron con fuerza, ahora lo que parece haberse popularizado entre los sub 35 son las aplicaciones para smartphones. Muchas de estas páginas, de hecho, ya sacaron su propia versión en forma de app y suman cada vez más seguidores.
Aunque Badoo siga siendo el líder mundial a la hora de cruzar corazones, con casi 350 millones de usuarios registrados y 60 de ellos activos mensualmente según indican en su propia página web, su adaptación al smartphone se ha visto amenazada por el rápido crecimiento de Tinder. Al revés que Badoo, esta aplicación móvil está testeando ahora su versión web en algunos países, pero, por el momento, su terreno son los dispositivos de bolsillo.
En concreto, Tinder, disponible en 24 idiomas, tiene 50 millones de usuarios, de los cuales 10 de ellos están activos todos los días. Además, un millón de ellos son abonados al servicio: usar la “app” es gratis, pero disponen de servicios “premium” para aquellos que abonen una mensualidad o realicen microtransacciones.
De esa enorme cantidad de usuarios, que generan unos 26 millones de encuentros al día en la aplicación, el 79% son “Millenials”. Es el caso de Carola, una joven de 24 años con experiencia en este tipo de redes: “Llevo casi un año en Tinder -cuenta-, y también me hice un perfil en Wapa (una app para conocerse sólo entre mujeres) hace dos años o año y medio. Para mi Tinder es la mejor aplicación para conocer a alguien. Igual, contra lo que muchos creen, no hay solo gente buscando sexo: también hay personas que están ahí para conocer gente y existe la opción de hacer grupos para salir de fiesta. Yo encontré hasta de grupos de amigos que buscaban nuevos miembros o gente que es nueva en la ciudad, e incluso he visto gente que buscaba una relación y, de hecho, algunas de mis citas querían ser mi pareja. Por tinder hablé con mucha gente, pero de ellos habré quedado con un 5% y, de ese porcentaje, con la mitad o menos surgió algo”.
“Promueve en parte un bajo nivel de compromiso, un guiarse simplemente por el físico. El valorar las relaciones por las características de la otra persona, en vez de por los sentimientos y la complicidad.”
No es el único caso, ya que Carola asegura que conoce a varias parejas que se han conocido a través de Tinder u otros sistemas similares. Y es que, a pesar de toda la estigmatización en torno a las nuevas tecnologías, para los expertos no hay por qué alarmarse tanto: “son nuevas vías de comunicación con sus propios códigos y podemos manejarlos mejor”, comenta el sexólogo Luis Tejedor, que acaba de sacar a la venta “El pequeño libro de la seducción”, una especie de manual sobre las redes sociales y las nuevas tecnologías a la hora de relacionarse.
Para la psicóloga Núria Jorba, experta en sexología y autora del libro “Sexo Gourmet”, por su parte, estas opciones digitales “son una fuente interesante de conocer gente y permiten llegar a personas que, de otro modo, no se conocerían”.
Según la especialista, sin embargo, “siempre depende de cómo se usen. El problema no son las herramientas sino la forma en que se utilicen. Por lo general, la gente las usa como una optimización del tiempo. Y está bien. Todo lo que no implique un abuso de estas aplicaciones es razonable”.
Ventajas y riesgos
El uso abusivo o descontrolado de estas aplicaciones no es el único riesgo, según los expertos; también existe la posibilidad de engaños por parte de terceros, perfiles falsos, o los propios autoengaños y las falsas expectativas.
“Creo que pecamos de proyectar una imagen que no es representativa ni fidedigna de nosotros mismos -opina Tejedor-. Todos salimos estupendos, guapísimos, pero muy pocos se animan a mostrarse en las redes tal cual son”.
Según Jorba, en tanto, esta nueva forma de relacionarse “promueve en parte un bajo nivel de compromiso, un guiarse simplemente por el físico. El estar con varias personas al mismo tiempo, el valorar las relaciones por las características de la otra persona, en vez de por los sentimientos y la complicidad, hace muchas veces que resulte más fácil sufrir engaños”.
La sexóloga pone de ejemplo, entre otros, el viralizado “efecto ghosting”, en el que la persona desaparece y rompe el contacto de repente. Según Tejedor, además, “pueden adormecer los nervios e inseguridades y generarnos cierta comodidad aparente. Pero tarde o temprano nos vamos a tener que enfrentar al encuentro, a la cita, al cuerpo y cuerpo. Por eso, cuanto antes nos enfrentemos al otro con nuestros cinco sentidos, cara a cara, mejor, ya que así no idealizaremos a la persona que estamos conociendo on line”.
Carola, mientras tanto, destaca otro tipo de aspectos que, según su opinión, necesitan mejorarse: “para personas bisexuales tiene la falla de que te salen casi todo el tiempo hombres y apenas mujeres y, si lo programás solo para mujeres, se te engancha también algún hombre”. De todos modos, asegura, su experiencia en líneas generales ha sido positiva: “no me trataron mal ni fueron al grano directamente”, resume.
El futuro llegó
Al ser consultada por la evolución que tendrán las relaciones a partir del avance de las nuevas tecnologías, Jorba asegura que ya estamos viendo bastante el futuro cercano. “Cada vez hay más predominio del mundo on line -explica-. También existen cada vez más relaciones cortas y de bajo compromiso, así como separaciones con mayor facilidad y más opciones de estilos de relaciones”. Sin embargo, ante la opción de que superficialidad y soledad puedan ir de la mano, la sexóloga asegura que, acaso como todo en la sociedad, “se terminará autoregulando y se volverá a profundizar y a buscar esa conexión y complicidad en la pareja”.
Algo distinto es lo que opina Tejedor, quien cree que “en los próximos 30 años veremos que las parejas tendrán una fecha de caducidad intrínseca al concepto y que, por ello, además de planificar las cosas de manera más individual, nos entenderemos como ‘compañeros de viaje temporales’”. Un viaje para el que, por el momento, la mejor manera de encontrar a nuestra media naranja parece estar, casi como cualquier smartphone, en la palma de la mano.