
El Putismo no es opción
La propaganda putinesca hace eje en los supuestos avances de la UE y la OTAN sobre territorios, países, que pertenecían a la ex Unión Soviética.
Se hacen eco distintos sectores inclinados a simpatizar con el régimen autoritario de Putin, al mismo tiempo que establecen lazos con las pequeñas dictaduras latinoamericanas, Nicaragua, Cuba y Venezuela, y hermanan al PJ con el Partido Comunista Chino.
Objetivamente, ningún país de la ex Unión Soviética fue invadido y anexado, todos trabajaron para ingresar voluntariamente a la UE y a la OTAN.
La prueba más contundente de que la OTAN no avanzó por la fuerza y ni siquiera por la diplomacia es precisamente Ucrania, que no es miembro de la OTAN, al igual que Suecia y Finlandia, también amenazados por el gobierno de Putin.
El ataque ruso a toda Ucrania, no solo en territorios separatistas, no es una respuesta a maniobras o acciones militares de la OTAN, ya que estas no existieron.
Es más, los esfuerzos de Francia y Alemania para encaminar el conflicto por la vía diplomática llegaron al armado de una cumbre Putin/Biden, frustrada por la acción guerrera de Putin.
Hoy con la invasión materializada y la carnicería desatada en la capital ucraniana los poderosos países occidentales se limitan a ciertas sanciones económicas, diplomáticas, deportivas y otras acciones que no guardan relación con las militares de Putin.
Las consecuencias de este conflicto son difíciles de mensurar seguramente el orden mundial se alterará, esta mezcla de siglo XVIII y siglo XXI, invasión y apropiación de tierras con tecnologías de la comunicación e información y armas nucleares impactará en cuestiones económicas, políticas e institucionales.
La variación de los mercados de materias primas, de las cuales Rusia y Ucrania son grandes productores, los mercados financieros y el flujo de mercaderías ya afectados por la pandemia, etc.
Además, puede potenciar la crisis de la democracia liberal en occidente, las grietas y debilidades de las instituciones que ya vemos, incluso en EE.UU. favoreciendo el avance de los autoritarismos liderados por Rusia y China.
El mundo es multipolar, el multilateralismo es el gran juego de los intereses económicos de los países y regiones.
Pero en la pugna de dos sistemas de valores no se puede dudar, con todos sus defectos, con todas sus debilidades, con todas sus injusticias debemos defender los sistemas democráticos liberales, incluso trabajando fuerte, desde posiciones críticas, para mejorarlos.
No hay espacio para la neutralidad, las dudas o las contradicciones.
(*): Ex diputado provincial, oriundo de Bragado. Actualmente, parlamentario del Mercosur.